Cuando le piden a Blake que se describa a sí mismo, lo primero que dice este adolescente de 14 años es que el juega como defensor en su equipo de fútbol, los Red Hot Tornadoes. No se le surge decir que él también es un beneficiario de un trasplante de corazón.
Quizá sea porque Blake tenía solo 16 días cuando recibió el regalo de la vida. Incluso antes de nacer, los médicos habían informado a sus padres, Robin y Frank, que Blake necesitaba un nuevo corazón casi de inmediato. Habían detectado una malformación cardíaca in vitro que era 100 % mortal. De hecho, cuatro días después de su nacimiento, el bebé y su madre volaron a California para esperar el trasplante de corazón.
Pronto se les unió Frank y, durante 12 días más, los padres esperaron y rezaron mientras veían cómo se agravaba la salud de su hijo. Pero el día 16, recibieron la llamada: habían encontrado un corazón para Blake. El donante tenía 15 meses de vida y pesaba 15 libras, la compatibilidad era excelente.
En la actualidad, Blake es un adolescente normal, activo y estudiante de primer año de la escuela secundaria. Le encantan los deportes, ama a su equipo y su materia favorita en la escuela es álgebra. Su padre Frank, un jugador de fútbol americano profesional, falleció cuando Blake tenía 9 años. Pero Blake definitivamente heredó de su padre el amor por los deportes y la actividad física. Juega al fútbol, baloncesto y corre en las pistas, todo para fortalecer su vitalidad y su corazón.
Ver a Blake tan saludable hoy en día, hace que uno nunca note que alguna vez tuvo problemas cardíacos, excepto tal vez por la cicatriz en el pecho. Cuando sus compañeros de equipo le preguntan sobre esto, él les dice que es un beneficiario de corazón. ¿Sus respuestas? "Eso es genial". Él dice: "Sé que tengo el corazón de otra persona dentro de mí. Alguien tuvo la generosidad de darme una segunda oportunidad de vivir".
Cuando asiste a uno de los partidos de fútbol de Blake, Robin dice que a veces se siente conmovida al verlo jugar. "Lo veo y pienso, 'podría no estar vivo'.
"Saber que él consiguió ese regalo y es capaz de ser un niño normal es simplemente increíble, me deja sin aliento. Y disfruto de cada momento con ese niño, cada segundo. Somos increíblemente bendecidos".