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La vida es buena una vez más

Stephen
beneficiario de médula ósea
New York
"Sin la ayuda de esa madre y su hija, que ahora tiene diez años, mi historia hubiese sido muy distinta. Así que la vida es buena una vez más". - Stephen

Stephen dice que su odisea médica comenzó "con un diagnóstico inesperado de leucemia. Tenía 47 años - había nacido durante la posguerra - cuando me dijeron que tenía una enfermedad fatal de la sangre en la etapa asintomática. Ni siquiera podía pronunciar la palabra, pero la "leucemia" vino acompañada de una mezcla de sentimientos encontrados. La leucemia mieloide crónica (LMC) es una enfermedad cancerígena crónica, menos agresiva y de evolución lenta...que quizás podría revertirse con un trasplante de médula ósea. Pero después de 18 meses de tratamiento, de repente la quimioterapia dejó de funcionar y fue necesario que me realicen un trasplante de células madre de manera urgente.

"Soy hijo único, sin posibles donantes de médula ósea y el tiempo se acababa; necesitaba encontrar un donante compatible que no fuera familiar para que puedan realizarme el trasplante... Era la única opción que me quedaba. Lamentablemente, no pude encontrar ningún donante de médula ósea que sea compatible en ningún registro de donantes. Me enviaron a casa y me dijeron que pusiera mis asuntos en orden. Pero comenzaron a suceder los milagros… si acaso creen en milagros. Y fueron más de uno".

"De algún modo acabé en el lugar indicado, en el momento indicado y me convertí en uno de los primeros pacientes adultos "de tamaño normal" que participan en un ensayo clínico con células madre de sangre del cordón umbilical en vez de médula ósea para el trasplante. Una madre generosa decidió hacer lo que pocas madres se atrevían a hacer hace diez años. Ella dio su consentimiento para donar la sangre del cordón umbilical de su hijita recién nacida a uno de los pocos programas de banco de sangre del cordón umbilical del país. Esa simple donación resultó ser mi única opción de médula ósea compatible. Y no solo era compatible, sino la opción perfecta".

"Sin la ayuda de esa madre y su hija, que ahora tiene diez años, mi historia hubiese sido muy distinta. Así que la vida es buena una vez más. Una vida diferente y mucho más linda, con nuevos valores y prioridades, y con la oportunidad que se me presenta día a día para disfrutar del aroma de las rosas, dar gracias por lo que uno tiene, ver a mis dos hijos casarse y progresar y compartir con mis tres nietos los placeres de la vida. Y todo gracias a una madre anónima y a su hija, que nunca sabrán lo que han hecho por mí y mi familia".

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