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Trasplante de riñón salva a entrenador de boxeo que quedó atrapado en el cuadrilátero

Glenn
Beneficiaria de riñón
Pennsylvania
Glenn proviene de una larga línea de profesionales del boxeo. Pero esperar su riñón fue la pelea más desafiante de su vida.

Los baños de sal de Epsom no detenían la inflamación en las piernas de Glenn y su hija estaba preocupada. Habían pasado dos semanas y las búsquedas en línea sobre posibles causas arrojaron resultados aterradores. Un viaje a la atención de urgencia trajo respuestas pero no consuelo: con solo 43 años, Glenn tenía hipertensión a nivel alarmante.

Desde los cinco años hasta la edad adulta temprana, Glenn se mantuvo en plena forma como boxeador competitivo. Toda su familia estaba activa en el mundo del boxeo y él siempre entrenaba junto a sus primos. Pero, con el tiempo, las cosas cambiaron: Glenn envejeció, las peleas por premios se convirtieron en cosa del pasado y su nivel de condición física disminuyó. La hipertensión leve se había intensificado silenciosamente hasta un nivel letal. La presión arterial de Glenn fue tan alta durante tanto tiempo qie le había destruido los riñones. El día que acudió a urgencias, apenas funcionaban.

Glenn comenzó con diálisis en una semana y poco después fue incluido en la lista de espera para trasplantes. Continuó como entrenador de boxeo voluntario para los jóvenes del sur de Filadelfia, a pesar de que su función renal agotada lo obligó a salir del ring. Con una dieta saludable y ejercicio más moderado, Glenn pudo controlar su presión arterial, pero el daño ya estaba hecho.

Su hijo de 3 años notó el deterioro cuando Glenn no pudo seguirle el ritmo en el parque. Le dijo: "Papá, solías correr conmigo, ¿por qué no corres conmigo?" Glenn estaba vivo, pero sin un donante de riñón, pasaría el resto de su vida en diálisis y al límite.

Después de seis años y 23 días en la lista de espera de trasplante, Glenn recibió la llamada sobre una posible compatibilidad. Fue la noche anterior a que la clase de la escuela dominical de su hijo celebrara el día del pijama. Su hijo se despertó temprano, demasiado emocionado para dormir, y a las 5:30 a.m., Glenn tuvo que darle la mejor mala noticia imaginable: "Siento que no puedas ir al día del pijama, pero papá recibió un riñón".

Glenn tuvo una última sesión de diálisis antes de dirigirse al hospital. Trató de contener su emoción y alivio frente a los otros pacientes que había conocido a lo largo de los años, pero le dijeron: "No te preocupes. Estamos felices por ti". Glenn estaba abrumado por la emoción; se sentía bendecido por haber encontrado una compatibilidad, pero para estos amigos, la incertidumbre y la desesperación de la vida en la lista de espera continuaría.

Solo una semana después de recibir el nuevo riñón, Glenn se levantó y se dirigió a la tienda de comestibles cerca de su casa. Siete meses después de la cirugía, ya es voluntario en el gimnasio nuevamente, pero ahora tiene una nueva arista: "Entreno a personas de entre 21 y 22 años. De vez en cuando, les gusta intimidarme y me dicen: 'No puede hacer nada, entrenador'. ¡Ahora puedo subir al ring y hacer dos rondas y mostrarles que todavía tengo talento!"

Glenn está muy agradecido con su donante y la familia de su donante por salvarle la vida. Dice que es una bendición poder ver crecer a su hijo y tener la oportunidad de entrenarlo en el arte del boxeo tal como lo entrenó su tío hace 45 años. Si el hijo de Glenn se parece en algo a su padre, seguramente tendrá un espíritu de lucha.

Cada día, 17 personas en la lista de espera para trasplantes mueren por insuficiencia orgánica. Puede ayudar, inscríbase hoy como donante de órganos, córnea y tejido.

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