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Beneficiario de córneas, donante de órganos, cambio de vida

Faith
Beneficiaria de córneas, donante de riñón
Indiana
"Eso era lo que quería hacer. No por Steve, no por los demás. Fue por mí. Punto. No lo dudé ni un segundo". - Faith

Cuando Faith se sometió a un trasplante de córneas, este obsequio cambió su forma de ver el mundo en más de una manera.

Fue en 1998, cuando Faith era una madre recientemente divorciada con dos niños pequeños. Hacía años que su vista estaba empeorando debido a un queratocono hereditario: una condición que hace que la córnea sobresalga y la visión sea borrosa. Cuando el médico le recomendó un trasplante de córneas, aceptó. No fue hasta que se estaba preparando para la cirugía que preguntó dónde se "hacían" sus lentes.

Allí descubrió que las córneas provendrían de un donante. Había fallecido un niño pequeño y su familia decidió donar sus córneas.

Faith tenía un hijo y no podía imaginar dar una parte de él después de semejante tragedia. Se preguntó qué hacía falta para dar esa clase de obsequio. Pensó que la familia "debía dar una abundancia de amor... para pensar en hacer eso".

En ese momento, Faith estaba en modo de supervivencia. Pero soñaba con el día en que se sintiera con el corazón pleno para dar esa abundancia. Ese pensamiento quedó rondando en su mente, pero tardó una década en darse cuenta lo que tenía para ofrecer.

En 2009, Faith volvió a casarse y trabajaba para mejorar. Tenía un empleo como conserje y asistía a charlas motivacionales todas las semanas. Cuando terminó el curso, su profesora la dejó con una pregunta. Era como aquella que había rondado por su mente desde el principio: ¿cómo marcaría una gran diferencia? ¿Qué historia podía contar?

Cuando Faith sopesó las posibilidades, la respuesta llegó en forma de email. Su prima, Kathleen, la contactaba porque buscaba un donante de riñón para su esposo Steve. Faith. Cayó en la cuenta rápidamente. Respondió de inmediato: "¡Yo!".

Faith tuvo que hacer un trabajo de convencimiento. Kathleen no se lo había pedido a su prima directamente. Incluso Steve la presionó y preguntó: "¿Estás segura? Porque mucha gente dijo que lo haría y, por alguna razón, no lo hicieron". Faith respondió que estaba segura. Realizaron la prueba y era compatible, pero todavía debía convencer a otras personas.

Al principio, los padres de Faith no estaban de acuerdo con que donara un riñón. Dijeron que era demasiado arriesgado e intentaron convencerla de lo contrario. En el trabajo, tuvo problemas para obtener una baja por enfermedad paga para la cirugía y el período de recuperación.

A pesar de las oposiciones, Faith se mantuvo firme. Hasta ese momento de su vida, permitía que las opiniones de los demás influyeran en sus decisiones. Donar y seguir adelante era la oportunidad de vivir la vida en sus propios términos y hacer lo que sentía. Nunca flaqueó. "Porque eso es un compromiso y es lo que quería hacer. No por Steve, no por los demás. Fue por mí. Punto. No lo dudé ni un segundo".

La cirugía fue un éxito. En el proceso de donarle su riñón, Faith encontró la fuerza que tanto había admirado en la familia de su donante. Reconoció su propia abundancia, aprovechó el momento y liberó su poder transformador al mundo.

Conozca más acerca de la donación de órganos en vida.

La historia de Faith es cortesía de la Indiana Donor Network.

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