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El segundo regalo que transformó la tragedia de una familia

Sara
Beneficiaria de riñón
California
"Como familia, esta es nuestra historia. Debo aceptarla. Quiero mantener vivo el legado de Lucas". - Mona

A los siete meses de embarazo, Mona obtuvo más noticias que cambiaron su vida.

Durante un control de rutina, su médico encontró problemas en el ritmo cardíaco de su bebé. Una ambulancia se llevó a Mona a un hospital para realizarse varios exámenes. Indicaron que su bebé tenía una enfermedad cardíaca congénita grave y podría necesitar una cirugía a corazón abierto en cuanto naciera. Durante los siguientes dos meses, Mona hizo reposo y se armó de valor para el día del parto.

Sara nació el 14 de diciembre de 1990, y pesó 4 libras, 14 onzas. El equipo médico le colocó un respirador inmediatamente. Luego de cuatro días de exámenes y monitoreo, era el momento de la decisión.

Mona y su esposo podían dejar que la naturaleza haga su trabajo, intentar un procedimiento correctivo o colocar a Sara en lista nacional de espera de trasplantes para un trasplante de corazón. Los trasplantes tenían una tasa de éxito del 80 %, y Mona se aferró a eso. "Sabía lo que quería hacer de inmediato y eso era darle un 80 % de posibilidad". 

La vida de Sara pendía de un hilo mientras esperaban a un donante compatible. Mona la llevó a casa y en un momento, Sara comenzó a ponerse azul. Fueron al hospital; Mona estaba aterrorizada. "No habíamos llegado a eso, al trasplante de corazón, y ya la estaba perdiendo".

Cuando tenía cinco semanas, consiguieron un corazón y la cirugía resultó exitosa. Eso aseguró la salud de Sara durante los siguientes 28 años.

En enero de 2018, las décadas de medicamentos antirrechazo debilitaron sus riñones. Las pruebas arrojaron una función renal del 24 % y, para agosto, esa cifra cayó al 15 %. Sara estaba lista para unirse a la lista de espera de trasplante por segunda vez cuando una noticia trágica cambió la situación.

El primo de tres años de Sara, Lucas, fue hospitalizado luego de una severa reacción alérgica. Unos días después, los exámenes mostraron que no tenía actividad cerebral. Un ventilador mantenía sus órganos vivos, pero el pequeño Lucas fue declarado con muerte cerebral.

Luego, el equipo de procuración de órganos habló con la familia sobre donación. El hermano de Mona y su esposa, los padres de Lucas, le pidieron a Mona que se quedara en la habitación. Querían saber si Lucas podía ser compatible para darle a Sara el riñón que necesitaba con desesperación. Luego de 28 años en la comunidad de trasplantes como familia de beneficiaria, la familia de Mona se convirtió en una familia de donantes.

Fue una pesadilla para Sara. No podía creer que Lucas había fallecido y que había una posibilidad de que fuera compatible con ella. Al principio, Sara se negó a realizarse pruebas. Quería mantenerse optimista por Lucar como su mamá lo hizo con ella. Los tíos de Sara esperaban que cambiara de idea y que Lucas fuera su donante de riñón. Le dijeron: "Queremos que tengas una parte de él para que siempre esté con nosotros".

Estaba devastada, pero el amor de Sara por su familia y su pequeño primo prevaleció. "Quería honrar lo que me pidieron". Cuando se realizó las pruebas y supo que era compatible, Sara se sintió abrumada por una mezcla de emociones. "Sentía tristeza principalmente, también gratitud y culpa debido al por qué mi vida debería continuar y no la de Lucas". 

El trasplante fue un éxito y la vida continúa, incluso en la ausencia de respuestas. Gracias al regalo de Lucas, la historia de Sara continúa. Y su historia continuará a través de ella.

Sin donantes y sus familiares, no hay beneficiaros de trasplantes. Considere inscribirse para salvar vidas como donante de órganos, córneas y tejidos.

La historia de Mona y Sara es cortesía de Donate Life California.

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