Antes del 12 de abril de 2009, Brendan era un miembro activo de la infantería del Ejército de EE. UU., que luchaba en la guerra de Iraq. Ese día, una explosión convirtió a Brendan en un cuádruple amputado que dependía de los demás para hacer prácticamente todo.
Para Brendan, fue difícil perder su independencia y la sensación de ser un adulto. Como él afirma: "cuando tienes 22, 23, 25 años, no tener independencia es una sensación horrible". Para Brendan, las prótesis de brazos y manos se sentían como "nada parecido a las manos reales. En realidad nunca funcionaban bien: eran pesadas, difíciles de usar e incómodas".
Entonces, el general Amos del Cuerpo de Marines habló con Brendan sobre una opción diferente: los brazos y manos trasplantados de un donante. Los dos se reunieron con el Dr. W.P. Andrew Lee de Johns Hopkins Hospital, quien les explicó el procedimiento innovador. Brendan decidió seguir adelante con la cirugía de trasplante.
Luego le siguió una larga espera. Debieron pasar más de dos años para encontrar al donante correcto. Durante ese tiempo, los cirujanos ensayaron las complejidades del procedimiento innovador. Para Brendan, "era emocionante pero también se sentía como esperar la mañana de Navidad por mucho tiempo". Finalmente, el 18 de diciembre de 2012 todo cobró sentido. Encontraron un donante compatible gracias a la ayuda de dos organizaciones de procuración de órganos: el Center for Organ Recovery (Pittsburgh) y la Living Legacy Foundation (Maryland).
Luego de despertar de la cirugía de trasplante, Brendan se sintió "en la cima del mundo... Fue increíble, la única vez que desperté de una cirugía de buen humor". La cirugía exitosa fue solo el comienzo. Brendan necesitaba terapia para las manos y tiempo para que los nervios volvieran a crecer en las manos. Brendan pasaba seis horas del día en terapia haciendo ejercicios para elongar sus manos y volver a desarrollar las habilidades motrices.
Ahora, gracias a la generosidad de su donante y su familia, Brendan vive independientemente y puede bañarse, cocinar y cuidar de sí mismo. También ha vuelto a conducir, lo que él afirma "ha sido la mejor parte de haber tomado la decisión de la cirugía de trasplante... para mí, es la independencia y la diversión de ello".
A medida que Brendan conoce sobre la vida de quien ha hecho posible su trasplante, dice: "No puedo evitar pensar en ella (la donante) cada vez que hago algo. Se lo debo a ella y a su familia. No podría hacer nada de lo que hago hoy en día si no fuera por ellos".