Como entrenador profesional de boxeo y lucha, Angelo conoce sobre cómo prepararse para la batalla. Pero la mayor lucha de este residente de Nevada surgió de la nada, y lo golpeó rápida y ferozmente, haciendo que Angelo cayera de espaldas.
Ese golpe llegó en forma de insuficiencia hepática terminal, un diagnóstico que recibió después de que su hijo y compañero de vida lo llevara corriendo al hospital con fiebre alta y temblores incontrolables un día de verano.
Las pruebas mostraron que Angelo padecía una cirrosis hepática en estado avanzado como consecuencia de una hepatitis B crónica no controlada y que estaba peligrosamente cerca de entrar en coma. Los médicos dijeron que intentarían "mantenerme cómodo" y buscarían un centro de trasplantes que lo aceptara. Le dijeron que le quedaban 30 días de vida sin no recibía un nuevo hígado.
Angelo no sabía que había nacido con hepatitis B crónica, la condición que lo llevó a luchar entre la vida y la muerte. La hepatitis B es común en todo el mundo, especialmente en Asia y las islas del Pacífico. En los Estados Unidos, la hepatitis B afecta de manera desproporcionada a los adultos asiáticos estadounidenses, que representan el 6 % de la población estadounidense. Sin embargo, representan más del 60 % de los estadounidenses que viven con la enfermedad. Dos tercios de los adultos asiáticos estadounidenses no saben que tienen hepatitis B.
Esta condición puede provocar graves problemas de salud, como cáncer e insuficiencia hepática. Sin embargo, en las semanas previas a su hospitalización, Angelo no presentaba ningún síntoma de enfermedad. Dice que solo se sentía cansado y alguien mencionó que sus ojos parecían amarillos. Ambos síntomas eran fáciles de ignorar.
"En parte se debe a la educación", afirma Angelo. "Al ser filipinos, a muchos no nos gusta ir al médico. Si a eso le unimos el hecho de haber crecido en el mundo de las artes marciales y de haber sido muy duro en un deporte muy combativo, no hay más remedio que esforzarse al máximo. No pasa nada si estás un poco cansado".
Angelo tenía buenas razones para ignorar el hecho de que estaba agotado. El año anterior, su hijo adolescente fue sometido a su 10.ª cirugía cardíaca a consecuencia de un defecto cardíaco congénito y a su compañera de vida le diagnosticaron y luchó contra el cáncer. Luego llegó la pandemia del COVID-19
En el hospital, Angelo se debilitó, pero mantuvo la esperanza. "No quería mostrarle a mi hijo que su padre se iba a rendir y no quería mostrárselo a mi compañera de vida que acababa de luchar contra el cáncer". Pero a su equipo médico le estaba costando encontrar un hospital de trasplantes que lo aceptara. Los días pasaban y Angelo se debilitaba. Al cabo de casi dos semanas llegó la noticia de que un hospital de trasplantes del sur de California y un grupo de médicos sin fines de lucro estaban dispuestos a hacerse cargo de su caso.
Con su condición, los médicos se consiguieron de que Angelo encabezara la lista de espera de trasplantes. Y para sorpresa de todos, el hígado de un donante era compatible. Recibiría su nuevo órgano justo a tiempo.
Angelo recuerda que al despertarse vio a su madre, a su hermano y a otros miembros de su familia. "Estoy agradecido de estar vivo. Cada día es un regalo
Angelo piensa a menudo en su donante de 19 años y en la familia del joven, a la que aún no conoce. Piensa en escribirles, pero quiere hacer mucho más para demostrar que es digno del hígado de su hijo.
Como estaba al borde de la muerte, la recuperación de Angelo ha sido más lenta de lo que esperaba, incluida la necesidad de estar aislado durante el primer año tras la operación. Está asimilando no poder volver al deporte profesional "en la capacidad en la que estaba".
Aun así, Angelo parece estar recuperando el tiempo perdido de muchas otras formas, como estar agradecido todos los encuentros y conversaciones que tiene, vivir el momento y defender la importancia de que los estadounidenses de origen asiático se hagan la prueba de hepatitis B.
"Si has nacido en Filipinas, Vietnam, Japón, China o partes de Oriente Medio, es probable que tengas hepatitis B crónica y lo más probable es que no lo sepas", afirma. "Hágase un panel de hepatitis en su próximo análisis de sangre".
Puede salvar o mejorar la vida de alguien que necesita un trasplante. Inscríbase como donante de órganos, córneas y tejidos.